Génesis 2:7: Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, sopló en su nariz aliento de vida y fue el hombre un ser viviente (RVR60).
Cuando Moisés se encontró en la zarza con Dios y le preguntó su nombre, Dios le dijo: «Yo soy el que soy» o más precisamente «YHWH» (Éxodo 3:14 y 15) Pero ¿Qué clase de nombre es ese? ¿Qué quiso decir Dios? En el hebreo original la palabra que allí aparece en los manuscritos más antiguos es YHWH. Intentemos pronunciar eso. Imposible. A esa palabra se la ha traducido como Jehová, Yahvé y Señor según la versión de la Biblia que se utilice.
El «Yo soy» tiene que ver con que se cree que la palabra YHVH proviene del verbo hayah, que se relaciona con el vocablo ser. Pero también se sabe que los hebreos antiguos tenían miedo de pronunciarlo. El nombre YHVH era tan sublime y tan digno de reverencia que tenía sentido el hecho de que fuera impronunciable.
Los hebreos creían que este nombre era el sonido de la respiración. YHVH sonaba algo así como: Yod – he – vav - he. ¿Será el nombre de Dios el sonido de la respiración? ¿Será que al respirar la creación repite una y otra vez el nombre del Señor? Jesús también dijo: Yo soy la vida (Juan 11:25) y curiosamente no hay vida sin respiración.
Cuando un bebé nace, lo primero que debe hacer es respirar y hasta era costumbre darle una palmadita para que lo hiciera de manera urgente. ¿Y cuándo muere el ser humano? Cuando da su último respiro. Yo me pregunto ¿Será que Dios estaba jugando con su nombre? Porque otra manera de decir lo que acabamos decir es que la primera palabra que debe pronunciar el ser humano para vivir es YHVH y cuando ya es incapaz de decirla, muere.
Al límite: Piensa en Romanos 8:11 Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes.
Encuentro: Eres mi respirar. Mi aliento de vida. Tu nombre es misterio; tu vida, la mía. Eres Jehová de los ejércitos, mi Señor y mi Rey, renueva hoy mis pulmones en ti.
Autor: Lucas Leys